Corría el siglo IX, cuando algunos cronistas de la corte carolingia, incluyeron el Condado de Pallars Sobirà y Tor, en lo que denominaron Marca Hispánica. Hay poca información al respecto, pero se sabe que desde la ciudad islámica de Ager, los musulmanes invadieron todo el Pallars y fue el temible Muhammad ibn Llop (curioso este último apellido traducido como Lobo) invadió con violencia a golpe de espada sarracena Tor, el cuál era un paso estratégico para ellos en el 904, y arrasó todo el Pallars reduciendo a cenizas la ciudad de Isona. A pesar de la acometida musulmana, quedaban zonas sin domino de nadie y allí subsistían pequeñas comunidades cristianas, antes de que llegaran los francos. Los habitantes, fortificados en “oppidas” parecían llevarse bien con los musulmanes sedentarios, y hasta se unían para combatir a los musulmanes expedicionarios que venían de lejos como Muhammad el Lobo, que sólo aparecían con malas intenciones para saquear las zonas. Y Tor ya existía, y debió ser una de estas “oppidas”, que resistían estoicamente hasta la llegada del Conde Guillermo I de Tolosa, que expulsó a los árabes a golpe de mandoble, dando lugar al dominio tolosano.
Luciérnaga.
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